Mapa y Brújula


Introducción

En este mes de enero en nuestra AULA DE FORMACION, hemos impartido un cursillo sobre MAPA Y BRUJULA. Aún tratándose de un tema básico suele quedar algo descuidado por parte de los aficionados a la montaña, frente a otras materias más directamente relacionados con la seguridad en montaña o más técnicas de escalada. Quizás por ello, este cursillo haya tenido una amplia respuesta y hayan sido muchos los interesados que no han podido asistir por falta de plazas. Para éstos y los asistentes al mismo os presentamos aquí, en tu LANDHER.NET, su contenido resumido:

1. REPRESENTACIÓN DE LA TIERRA Y SISTEMAS DE PROYECCIÓN.

 

Repasamos rápidamente los fundamentos más básicos de la cartografía.
Hay que empezar advirtiendo que cualquier representación de una porción de la Tierra sobre un plano (mapa) conlleva errores. Para representar dicha porción recurrimos a una proyección sobre plano. El sistema de proyección más empleado en la cartografía que empleamos habitualmente es la UTM (Universal Transversal Mercator) (Fig. 2). De la proyección UTM, de la que se derivan las coordenadas UTM, obtenemos 60 husos (numerados del 1 al 60) atravesados a su vez por 20 bandas (identificadas de la C a la X).

Sobre cada huso colocamos la parrilla o cuadrícula UTM (Fig. 3)

La península ibérica se incluye dentro de los husos 29, 30 y 31 y las bandas S y T. En nuestro entorno nos movemos dentro del huso 30 y banda T. (Fig. 4)

Los mapas que incluyen la cuadrícula kilométrica UTM nos facilitan la lectura de las coordenadas. En principio las coordenadas UTM pueden resultar confusas pero interesa familiarizarse con ellas, ya que nos ofrecen mayor precisión y comodidad.

Para identificar un punto con estas coordenadas damos, en primer lugar el huso y la banda; seguidamente damos la coordenada longitudinal indicando la cifra de la raya situada inmediatamente a la izda. del punto (3 dígitos) seguida de la distancia en metros a esa raya (otros 3 dígitos).
Para la coordenada latitudinal procedemos de forma similar, indicando la cifra de la raya situada inmediatamente abajo del punto (4 dígitos), seguida de la distancia en metros a esa raya (otros tres dígitos) (ver ejemplo en fig. 5.)

2. ESCALAS.

En cualquier caso, para conocer la distancia real en metros a partir de un mapa (por ejemplo, distancia de un punto a la citadas rayas de la cuadrícula kilométrica UTM), debemos introducirnos en el concepto de escala, una noción muy extendida en muchos ámbitos de nuestras vidas pero que ahora aplicamos a la cartografía: La escala es la relación entre una distancia real y la distancia de su representación en plano. Para nuestras excursiones montañeras la escala más habitual y más interesante en la mayoría de los casos es la de 1: 25.000. Es decir, una unidad en el mapa (sea milímetro, centímetro, etc.) representan 25.000 unidades en la realidad.

Para simplificar nuestros cálculos, aconsejamos habituarnos a una simple operación: un milímetro del plano representan 25 metros reales (1mm =25m.). De esta forma, para hallar cualquier distancia basta medir en milímetros su separación en el plano, multiplicarla por 25. El resultado es en metros la distancia real. Así que ya sabéis, a desempolvar la "tabla del 25".

2. CURVAS DE NIVEL.

Proyectada una porción de tierra sobre un plano y reducida a la escala conveniente, resta reflejar de alguna forma los volúmenes, el relieve. El sistema más efectivo es el de las CURVAS DE NIVEL. Estas son líneas imaginarias que unen puntos de igual altitud. De los dibujos que forman las curvas de nivel deducimos las formas de relieve.

Aunque en principio sólo identificaremos los relieves más simples (fig. 7), con hábito y experiencia podremos extraer gran información de la lectura de estas curvas. Debemos tener siempre presente dos cosas: la equidistancia entre curvas (viene reflejada en la leyenda del mapa) y que en los mapas de escala 1:25.000 suele ser de 10 metros, y la presencia de unas curvas de trazo más grueso denominadas curvas maestras. Estas curvas nos sirven de guía, ya que en varios puntos de su línea viene indicada la altitud.

3. MANEJO DE BRUJULA.

Junto con el mapa, la otra herramienta esencial para la orientación en montaña es la brújula. En este aparato, el elemento fundamental es la aguja imantada, que dirige siempre hacia el Norte Magnético (NG).

Pero hay otros elementos también muy importantes (fig. 8) que los detallamos para facilitar la comprensión de las operaciones que vienen a continuación. Vamos a obviar explicaciones referidas a la declinación magnética y otras cuestiones, importantes en la navegación avanzada, pero que pueden resultar excesivas para este curso básico y que apenas afectan a la orientación en nuestro ámbito y en este momento cronológico.

4.1. HALLAR UN RUMBO EN EL MAPA y SEGUIRLO EN EL TERRENO.
Para hallar un rumbo en el mapa, que luego pueda ser seguido en el terreno, procedemos de la siguiente forma:
a) colocamos el borde lateral de la brújula en la dirección deseada.
b) Giramos el limbo hasta que la flecha del norte (FN) coincida con el Norte del mapa (el norte del mapa es la de los bordes laterales de cada hoja, no el de la cuadrícula UTM).
c) La flecha de dirección indica en el aro del limbo el rumbo a seguir. (Fig. 9)
d) Una vez en el terreno, y manteniendo el limbo en la dirección obtenida sobre el mapa, giramos toda la brújula (no el limbo) hasta hacer coincidir la Flecha del Norte con la aguja imantada.
e) sólo resta seguir el rumbo que marca la flecha de dirección.

4.2. OBTENER UN RUMBO EN EL TERRENO.
Se trata de la operación contraria: obtener un rumbo a través de la visual. Ese rumbo, trasladado al mapa, nos permite conocer el objetivo o el punto donde nos encontramos, si es que no lo sabemos:
a) dirigimos la flecha de dirección hacia el punto cuyo rumbo deseamos conocer.
b) Giramos el limbo hasta hacer coincidir la F. Norte con la aguja imantada.
c) La F. Dirección marca en el limbo el rumbo al punto (fig.10)
Si lo que desconocemos es el punto al que hemos dirigido la visual, trasladando ese rumbo al mapa, identificamos dicho punto (otro asunto será calcular la distancia). Si, al contrario, conocemos el punto al que dirigimos la visual pero desconocemos nuestra posición, debemos trasladar al mapa el rumbo contrario al obtenido (rumbo inverso) partiendo del punto objetivo de la visual. El rumbo inverso es el obtenido + - 180° (fig. 11).

En el ejemplo de la fig. 11 hemos obtenido un rumbo de 60° al pico Pirámide. Sobre el mapa, y partiendo de dicho pico, trazamos el rumbo inverso (60° + 180° = 240°).
Al repetir la operación sobre otro punto identificable (Meseta Marble, 108°) y hallar su rumbo inverso (108° +180°=288°), el punto donde se cruzan las dos líneas trazadas sería nuestra posición.

Resumiendo el apartado de manejo de brújula, las operaciones básicas con esta herramienta son dos:
- hallar un rumbo en el mapa
- obtener un rumbo mediante una visual.

De estas dos operaciones derivan las demás. Como puede comprobarse, es necesario que la brújula, sin ser sofisticada, disponga de los elementos que se han descrito.

Destacamos que para cualquier operación sobre el mapa, NO EMPLEAMOS la aguja imantada. En realidad procedemos con la brújula como si fuera un transportador de ángulos. La aguja imantada la empleamos para seguir u obtener un rumbo en el terreno.

Si tenemos suficientemente claras las dos operaciones que se han descrito, el uso de la brújula se convierten en algo mecánico y únicamente necesitaremos un poco de práctica para asimilar la técnica.

Con ésto os hemos querido ofrecer unas explicaciones elementales para iniciaros en el manejo de Mapa y Brújula. A partir de aquí os corresponde a vosotros la práctica; práctica a la que os animamos desde estas líneas.