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Nick: JAUME

Viajar es despegarte de tu mundo por un tiempo.

 VIAJE A LA ANTIGUA TEBAS, EGIPTO

 Escribe el relato: jaume

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Viaje a Egipto, otra manera de ver Egipto

Aunque a muchos no se les pase por la cabeza viajar a Egipto por su cuenta, es para mí la mejor forma de conocerlo. Demasiadas historias ensucian la imagen de este País. Leyendas urbanas ponen un tupido velo y nos atemorizan nada más pensar en él, pero nuestra ansia por conocer no nos impide el visitarlo, pero sí de disfrutarlo.
Considerado unos de los países más seguros del mundo gracias a su excesiva vigilancia y a la superprotección del turista.

Esta es la imagen que tenemos de ellos, nada más que esta superficial fachada y es con lo que nos volvemos a casa, con un amargo sabor de boca en cuanto al trato se refriere.
Esto solo ocurre en las zonas donde está el turista, fuera de ellas todo cambia, los egipcios son personas hospitalarias, acogedoras y solo esperan una sonrisa y las gracias por la ayuda ofrecida e incluso se conforman con una pequeña charla con un buen té.

A continuación un pequeño relato de mi penúltimo viaje a Egipto. El último aún está en el tintero y escribir sobre 15 días recorriendo en tren todo egipto no es tarea fácil. Para más información visitar http://www.todoegipto.org/

Antigua Tebas

Día 1

Son las 8 de la mañana, sentados en el Hall del hotel Sant George en Luxor, Hace 20 minutos que estamos esperando a que nos preparen la habitación. Mientras, muy cansados, recordamos como ha ido el viaje.

Llegada al aeropuerto del Cairo a las 12 h de la noche y hasta las 5 de la madrugada no sale el vuelo interno hasta Luxor. En la espera conocemos a un matrimonio de Barcelona que con las historias de sus viajes consiguen minimizar la espera.

Aun llevando mas de 24 horas sin dormir no tengo sueño, sólo estoy cansado, aún no me creo que esté otra vez en Egipto. Los sueños se pueden hacer realidad tantas veces como quieras, querer es poder.

Una voz nos avisa que ya está nuestra habitación. 2ª planta. El ascensor, todo de mármol con unos relieves representado escenas de los templos del lugar, ya empieza a hacerme soñar.

Son las 5 de la tarde, la temperatura es muy agradable y aún queda 1 hora de sol, suficiente para dar un paseo y situarnos en las distancias que a partir del día siguiente habrá que recorrer con tan sólo una mochila a la espalda y una cámara al cuello.

Un kilómetro separa el hotel del Templo de Luxor, pero la distancia se me hace eterna, son muchas las noches soñando con volver a la antigua Tebas. En el camino voy situando a Verónica en los lugares donde iremos y sin querer otra vezle estoy hablando sobre Egipto, es inevitable,mi vida gira entorno a este país.

Aún es temprano para irse a dormir, pero mañana hay que madrugar, sobre las 6 de la mañana porque aunque sea febrero, el calor al mediodía se hace notar.

Tengo la misma sensación que un día antes de irme de excursión cuando era un niño, o la noche del 5 de Enero. Las ganas de que acabe el día hacen que este vaya más lento y un cosquilleo invade mi cuerpo. Sé que durante unos días no tendré que imaginar un paisaje, una montaña, un lugar, solo tendré que recordar todo lo que he leído y aprendido bajo la mirada atenta de mis figuras, que cada noche, tomaban vida para dar credibilidad a lo que estaba leyendo. Por unos días no daré forma al Nilo, a Deir El-Medina, a Medinet Habu, a la tierra que pisaban mis admirados, al aire caliente que respiraban. Solo tengo que dejar volar mi imaginación y ella sola me llevará 3.000 años atrás.

La parte mas difícil es que Verónica vea y sienta lo mismo que yo y de esta manera, entenderá mi pasión por Egipto de igual forma, para que le sea el viaje mas ameno, ya que en los próximos días nos quedan muchos kilómetros por delante y un posible empacho de piedras.

Día 2

Hace rato que estoy despierto, seguro que es de imaginar los motivos del porqué no puedo dormir, creo que no hace falta dar explicaciones. Aunque es mi segundo viaje, la mezcla de sensaciones tan distantes como parecidas, crean en mí una ansiedad, que solo se irá con el transcurso del día. La diferencia entre el anterior viaje y este es, simplemente, la ausencia de un guía que de una manera sutil, le sigues hasta donde el quiera y solo tienes que dejarte llevar. Ese viaje ya lo hice, y de veras, prefiero la sola compañía de mi compañera y de las personas que se crucen en nuestro camino.

Todo el viaje está mas o menos atado, semanas de preparación sin dejar casi nada en el olvido, sería injusto renunciar por olvido el paseo por algún rincón donde se puso tanto empeño en su construcción.

Al pisar la calle, el entorno era desconocido, ahora si que iba a ver y sentir Luxor... Por la calle principal, al lado de la rivera del río, se encuentran toda clase de personajes que acechan a todo turista, ofreciéndole los servicios que en sus manos se encuentran. En un principio el recorrido de unos 3 Km. hasta llegar a Karnak lo queríamos hacer andando, bajo un sol el cual aún no mostraba todo su esplendor, pero a la altura del Templo de Luxor y tras mucho insistir una calesa, realizamos la mitad del viaje en carro, que romántico... ¿no? Seguro que la idea se disiparía si hubieseis visto el carruaje, ¡de todo menos romántico!, pero nos llevó hasta la misma puerta del mayor templo de culto jamás edificado por el hombre.

Su entrada, mas que imponer, nos empequeñecía, es solo el principio de una gran ciudad dedicada, en su momento, al culto y nos muestra con pequeños destellos la belleza que en su interior esconde. La entrada flanqueada por esfinges de carneros que en su día estuvo unida al templo de Luxor, nos muestra el lugar por el cualse entra.

Y hasta aquí explico, puede ser que aun poniendo todo mi empeño, seguro que me dejo algo en el tintero, no soy buen redactor y me cuesta mucho plasmar mis pensamientos en un papel. Las palabras no conseguirían dar ni los mas mínimos detalles de lo que fue o lo que es este templo. Para mí, el templo de Karnak es una de las obras maestras de la construcción la cual no esta reconocida como una maravilla del mundo, quien haya estado entre sus paredes me entenderá y quien no, el día que el destino le lleve hasta este punto de la tierra, me comprenderá.

Sin prisas, estuvimos hasta las 2 de la tarde, el tiempo parecía correr mas de lo normal, era hora de ir a visitar el museo de Luxor.

El museo está situado a unos 200 metros del Templo de Luxor y es un edificio moderno, demasiado moderno, rompe la estética del entorno. Hasta las 4 de la tarde no abre sus puertas al público. Tocaba tiempo de espera, sentados a la sombra, éramos "blanco fácil" para cualquiera que quisiera prestarnos sus servicios. No se hizo esperar mucho, un chico que apenas tendría 16 años se nos acercó ofreciéndonos un paseo por calesa, el precio 1 libra egipcia, el equivalente a unos 20 céntimos de euro, no estaba mal, total, para estar sentados en un banco... un paseo por la ciudad sería mejor. Montados en el carro y con el chiquillo que no callaba, nos pasearon por las callejuelas internas de Luxor, sin asfaltar y con un estado lamentable, la gente vivía en ellas. Debe ser un poco frustrante que tu ciudad, en la cual vives, se centre en lo turístico, una vez sales de los lugares destinados para ello, se puede observar la pobreza del lugar.

El viaje como se veía venir tendría su fin en un gran bazar. Todos los que acercan a turistas para comprar, tienen un tanto de comisión, que claro está depende de uno si compra o no...

A parte de todo, éramos afortunados, ese mismo día el bazar hacía el 50% de descuento en todo. Sólo compramos unos papyros que no subían mucho de precio, a lo que no le gustó mucho a nuestro guía particular y se hizo notar en su tan amable hospitalidad, pero se resistía y por lo visto no tuvo bastante y la siguiente parada fue otra tienda, esta vez era una joyería en la cual no compramos nada, aguantamos como se pudo toda clase de ingeniosas maneras para sacarnos algunas libras. Imaginaros el regreso al museo, hasta al caballo le llegaba el morro al suelo y sin despedirse nos dejó en el lugar donde horas antes nos recogía pensándose que había hecho el día.

El museo abierto y muy poca gente adquiriendo las entradas, no es centro de culto para el turismo y aunque parezca que no hay gran cosa, su visita la recomiendo a los amantes de este País. Sus dimensiones no tienen nada que ver con el museo de El Cairo, pero la presentación es mucho mejor.

En la salida la típica tienda de souvenir, que aún siendo la tienda del museo se tenía que ejercer un previo regateo... es que no descansan...

De vuelta al hotel, el sol se empieza a esconder y las luces de la ciudad comienzan a desperezarse, la ausencia de Atón acompaña a salir a la calle y respirar un poco de aire, aunque caliente, apetecía mas que quedarse en casa, pero en nuestro caso, el agotamiento de todo el día nos llevaba directos al hotel.

Día 3

Falta unos minutos para que sean las 8 de la mañana. En la calle el bullicio de una ciudad despierta nos muestra su parte mas humana, con el vaivén de personas que suben y bajan de mini autobuses, barrenderos, niños que van al colegio y las calesas ( carros de caballos) que van tomando posiciones a la caza del turista.

Camino al templo de Luxor, (en este punto es donde está el ferry para cruzar a la otra ribera del Nilo), el fresco de la mañana acompaña en el paseo matutino. Subir los bordillos de Egipto es toda una odisea, aunque hacer un poco de deporte siempre va bien... me parece que no se han dado cuenta que solo tiene que sobresalir unos 15 cm., no los casi 30 cm. que nos encontramos en algunas zonas. Al principio era divertido, pero llegó un momento que era una pesadilla, y mas a partir del 4º día que ya no podíamos con nuestro cuerpo.

Una vez en el ferry, sentados y esperando a cruzar el Nilo, vemos como ciertas personas se nos aproximan y entablan la típica conversación, son taxistas en busca de un cliente, claro está, los turistas somos fácil de ver y mas cuando solo somos 2 o 3 en la vieja embarcación que llaman ferry.

Una vez en la otra orilla y después de un buen regateo nos dirigimos en taxi al Valle de los Reyes, es el día mas esperado en nuestra estancia en Luxor, hay que visitar el Valle de los Monos, el Valle De los Reyes y subir la montaña para dirigirnos a Deir El-Baharyy divisar el templo de Hashepshup desde la cima y toda la ribera del río que en su lucha diaria ha robado al desierto.

Ya estamos en la taquilla del valle, aquí se compra las entradas para visitar las tumbas y el Valle de los Monos. Hay mucha gente en la taquilla, pero solo compran los guías que luego reparten, es una tarea fácil pero se puede volver difícil si no sabes árabe o chapurreas el inglés, pero con un poco de cara y poca vergüenza, consigues lo que quieras.

Justo a la derecha de la entrada al Valle empieza el camino hacia el Valle de los Monos, es una carretera sin asfaltar y con nada de tráfico, solo unas personas que miran preguntándose "¿donde van estos...?"-A retroceder en el tiempo-.

A lo lejos ya se divisa la caseta de seguridad. Poco a poco se va acercando mientras debatimos los kilómetros que nos separan hasta llegar a la tumba del Padre Ay. A nuestra espalda, a lo lejos la muchedumbre espera la llegada del trenecillo que les llevará a la entrada del Valle de los Reyes, a unos 500 metros escasos. Detrás de la caseta de vigilancia, la carretera se esconde.

Nada más girar la curva y andar unos pocos metros, el murmullo de la gente desaparece, el silencio reina en el Valle que con la carretera sin asfaltar y la ausencia de turistas, regresamos a los tiempos del Imperio Nuevo. El silencio se hace entre los dos y solo es perturbado por mi sueño en voz alta.

Estamos en medio de los sacerdotes que llevan el cuerpo sin vida del Padre Ay. Delante, un séquito de músicos tocan una música que no puedo oír. Detrás, el sarcófago con el cuerpo del faraón momificado y preparado para emprender su viaje hacia el más allá, un viaje que le durará hasta la eternidad. Detrás, en una caravana, los enseres que acompañarán al faraón en su viaje, sus ropajes, su cama, su carro de guerra, todo está preparado para ser utilizado en el momento que lo necesite. Y por último, las plañideras, llorando por la muerte del que fue hasta entonces el intermediario entre el pueblo y los Dioses..

Solo el ruido del motor de un coche me hace despertar por unos segundos, es un taxi que viene de la tumba. Al pasar por nuestro lado sale una voz de dentro que nos dice: TAXI???Para que luego digan que no son atentos.

Menos de dos kilómetros separan la tumba de la entrada al Valle.

En la entrada de la tumba no había nadie, solo un minibús aparcado unos metros antes de llegar a la improvisada caseta para refugiarse del bonito sol que suele hacer en este lugar.

En cuestión de momentos empiezan a salir un reducido grupo del interior de esta, van acompañados del vigilante, que, a la vez que se despedía del grupo se acercaba al cobertizo a descansar. Nos pidió que le diéramos un poco de tiempo antes de volver a bajar al interior de la tumba. Mientras, conversamos con una mezcla de español, inglés, italiano y hasta podría decir que un poco de catalán.

Gratuitamente nos explicó la historia del lugar y del antiguo dueño de la morada, seguidamente entramos en la tumba. La Tumba del Padre Ay. Es pequeña y lo peculiar de ésta son las escenas de Monos en las paredes y el conocer un poco de su historia. En un principio fue construida para albergar el cuerpo de Tutankhamón, pero su prematura muerte hizo que fuera enterrado en el Valle de los Reyes, en la que sería para el Padre Ay.

Pasado unos minutos, una voz que procedía del exterior llamaba al guía, los pasos se acercaban cada vez más hasta que asomó una señora mayor, que con su acento inglés penetró en la tumba enérgicamente.

Ya en el exterior y de regreso a lo que sería mas bien un enjambre de personas (la entrada al Valle) se nos unió la señora Tiana. Con 60 años a sus espaldas y más de 30 años dedicados a Egipto, estaba de viaje durante un mes. Su marido, resfriado, se había quedado en el hotel a reposar.La compañía de Tiana en el viaje de regreso fue inmejorable, tan solo su mirada era suficiente para expresar todo lo que sentía por la tierra que estábamos pisando.

El Valle estaba ya muy concurrido de visitantes y decenas de grupos deambulaban de un lugar a otro siguiendo a losguías que con las manos en alza, portaban toda clase de utensilios para indicar a sus grupos su situación entre tanta multitud.

Nos adentramos enlas tumbas de Thutmosis III, Rames IV y Ramses III, pero no podía faltar la visita a la reciente KV 63, la tumba descubierta en febrero, dos semanas antes de nuestra llegada a Luxor.

Una vez descansados de tanta calor y justo delante del supuesto camino hacia la cima de la montaña nos armamos de fuerza y comenzamos lo que parecía desde abajo un pequeño paseo, parecía que no se acabara nunca y por más que subíamos, más nos quedaba por subir. El esfuerzo valió la pena, las vistas de las montañas eran de película y se podían divisar los cientos de caminos marcados en la roca con los pasos de los años, y quien sabe, seguro que por ellos pasaban los obreros de las tumbas

Solos en lo que es una gran roca, miraras hacia donde miraras, todo era pequeño, a los lejos, entre la polución se divisaba el parking del Valle. El tiempo se volvió a detener, ¿Cuántos ladrones de tumbas habrían pisado la misma tierra que nosotros? A finales del Imperio Nuevo y con la llegada de malos tiempos, cientos de ladrones invadieron el Valle en busca de los tesoros mejor guardados de Egipto, casi siempre fueron saqueados por las mismas personas que trabajaron en la construcción de las tumbas.

Como no, Egipto nunca deja de sorprender, de la nada y a escasos metros de nosotros, apareció un "vendedor ambulante", donde estaría escondido que en ningún momento lo vimos... ¡son incansables!.

El camino hacia el templo de Deir El-Bahari fué corto, muy corto. En cuestión de minutos estábamos en lo alto del acantilado, el cual, en la parte inferior, se encuentra este templo, uno de los más hermosos del País del Nilo. Intentar describir todo lo que estábamos viendo sin dejar nada en el olvido es una tarea muy difícil y que creo que sólo está al alcance de muy pocos. Únicamente os puedo decir que en mi mente fueron apareciendo de una forma inesperada, los templos que en su antaño estaban edificados a su alrededor.

Día 4

Como cada mañana, levanto al despertador. Una ducha, un buen desayuno y mochila a la espalda preparados a empaparnos de historia. El camino al ferry es como cada día, es un no constante rechazando ofertas de "te llevo". Las visitas que están preparadas para hoy se encuentran a escasa distancia de la caseta de entradas, esta se encuentra a 400 metros de los colosos de Memnón. Una vez compradas las entradas de todos los monumentos que visitaremos nos dirigimos andando al templo de Medinet Habu. Se encuentra al final de una carretera asfaltada que da acceso también a un grupo de casas. Es un templo de la época Ramesida, con lo cuál, no le había prestado mucha atención, pero la insistencia de ciertos amigos para que lo visitara me convenció. Que razón tenían, su conservación es mas que excelente y en gran parte de los relieves se aprecia el color original. Antes de empezar la visita es hora de comer algo, desde el desayuno hasta la hora de la cena, matábamos el gusanillo con galletas o barritas energéticas. Sentados a la sombra de las columnas de la sala hipóstila y con un paisaje perfecto, comentábamos la rapidez con la que mostraban y explicaban los guías a su grupo de turistas. En nuestro almuerzo pasaron por delante 4 grupos de turistas, que en un intento de no perder detalle de nada, tan solo conseguían picotear entre los restos que se cruzaban en su acelerado camino. Era momento de empezar nuestra tranquila visita y admirar cada rincón, cada jeroglífico y convertir la visita en un tranquilo paseo donde las prisas no tenían lugar.

Ya es momento de partir hacia el Valle de las Reinas, 2 Km nos separan y Ra se encuentra encima de nuestras cabezas. La carretera asfaltada se encuentra en medio de una llanura, esta, a su vez, se pierde a lo lejos entre las montañas, lugar donde se encuentra el Valle.

Tan solo una caseta y una llanura muestran la entrada. Varias puertas en las dunas de rocas se muestran desde la calle principal. Lugar donde fueron enterradas Reinas, príncipes y princesas y altos dignatarios.... Visitamos 3 de las mejores tumbas, menos la tumba de Nefertary, su entrada hay que pagarla aparte. La visita fue muy corta, las ganas de llegar a la siguiente visita nos marcaba una prisa que no era muy usual en nuestro viaje.

Desandar el camino andado para llegar a Deir-El-Medina, la necrópolis por excelencia. En ella y sin levantar hoy día más de un metro del suelo, se encuentran las casas de los que fueron los constructores de tumbas en el Valle de los Reyes. Su aspecto, simples montones de piedras entre dos pequeñas montañas. Fue un pueblo que vivió para el Mas allá, entre sus paredes se encuentran las leyendas mas hermosas jamás contadas. Historias de la vida cotidiana las cuales han perdurado al tiempo, son estas las que hacen que un Egipto faraónico sea más humano. Simples trabajadores que en su tiempo libre, imitaban a su Faraón, construyéndose para ellos su casa de la eternidad. Con el silencio que nos acompañaba y dejando volar la imaginación, les daba la oportunidad a esas piedras de hablar, ellas, entre susurros me daban el don de oír conversaciones vividas en esas casas, en esas calles, las que hoy tomaban forma para mí. Cientos de historias se agolpaban en mi mente dando cada una de ellas una pincelada de vida y entre todas conseguir que por unos instantes recobrara vida lo que estaba viendo. Los niños jugando en las calles, los obreros congregados en la plaza preparados para emprender el camino hacia el Valle, las mujeres, en sus casas, atareadas en los quehaceres de cada día... Otra vez soñaba despierto...

En esta necrópolis se pueden visitar 3 tumbas de alto nivel artístico sin nada que envidiar a las tumbas de los faraones. Inherkhau , Sennedjem y Pashedu. Esta última es una entrada aparte que por desgracia no compramos, pero en Egipto todo tiene solución. Me acerqué a un guarda y le comenté nuestro contratiempo con la entrada para visitar la tumba de Pashedu, la respuesta era obvia, el tenía entradas para la tumba... que casualidad, ¿no? Nos acompañó personalmente a la tumba que estaba situada en lo más alto de la necrópolis y se ofreció a darnos unas clases de historia. Los relieves de esta tumba son los más representativas del arte egipcio e incluso mejores que los que se encuentran en las moradas del Valle, ¿el motivo? Es lógico, para ti siempre harás lo mejor y eso es lo que consiguieron los obreros de la muerte.

Son las 3 de la tarde y el sol juega con nosotros. De regreso a la oficina de entradas en buscade un taxi que nos lleve al ferry, ¡!¡sorpresa!!! Ningún taxi a la vista... ya os podéis imaginar como realizamos la vuelta al ferry, andando, 4 Km. separan el embarcadero de los Colosos de Memnón y claro está tuvimos que hacerlo con el coche de San Fernando, un poquito a pie y otro andando. En estos casos hay que ser positivos aunque cueste. La salida de los niños del colegio nos minimizaron los últimos metros del recorrido. Descanso en el barco y a proseguir con los 2 Km. que nos faltaban para llegar al hotel.

El resto del día se podría decir que es como los demás... lo dejaremos aquí.

Día 5

La ciudad de Qurna se encuentra a unos 100 Km de Luxor dirección El Cairo. En ella se encuentran Abydos y Déndera, separadas entre sí por unos escasos 20 Km. Su visita no estaba incluida en nuestro viaje inicial pero dejar de ir a visitarlos hubiera sido imperdonable, esto conllevaba a modificar el viaje, ya que ir a Qurna necesitaba de un día completo.

Para evitar problemas y ahorrar en tiempo le comentamos a nuestro corresponsal en Luxor que nos organizara una visita a estos dos templos.

A las 7:30 de la mañana nos esperaba en la puerta del hotel para dirigirnos al punto de salida del convoy. Es la manera que tiene el gobierno egipcio para hacer los desplazamientos entre ciudades, de esta manera, "dicen" que evitan sorpresas en los recorridos. El punto de salida es una pequeña calle situada enfrente del Nilo, en ella se reúnen todos los que van en dirección a Qurna y otros lugares, previamente el día anterior hay que inscribirse en el convoy.

Faltan 5 minutos para que sean las 8 de la mañana, hora a la que sale el convoy, la calle está repleta de autocares, mini autobuses y taxis a la espera de empezar el recorrido, que aunque la distancia no es muy grande, el tiempo utilizado es exagerado por falta de buenas carreteras.

Empieza a moverse la gran serpiente de vehículos, en la cabeza, 3 coches del ejército, detrás, el resto en fila india,y cerrando el convoy 3 coches mas del ejército.

Nuestro guía nos deleitó con una pequeña introducción de lo que íbamos a visitar, que iría ampliando a lo largo de las casi 3 horas de viaje, al finalizar el primer episodio se acomodó en el sillón del coche y dormido se quedo hasta la llegada a Abydos. Al principio esperábamos la segunda parte o alguna explicación de los lugares por donde estábamos pasando pero nada, seguía en su profunda meditación, la cuestión era tomárselo a bien.

Cruces, calles, pueblos... todo era interrumpido a nuestro paso, teníamos preferencia ante todo y ante todos. A nuestro paso se congregaban obligatoriamente cientos de personas que seguro, resignadas, veían como interrumpían su día a día un grupo de turistas que por unos momentos eran mas importantes que ellos. Los mas pequeños, saludaban sin parar, que seguro, les resultaba gracioso.

En todo el transcurso del viaje se apreciaban pequeños puestos militares que entraban o salían del convoy. Mientras tanto, el paisaje era inolvidable, cientos de casas de lo más pintorescas se abarrotaban en la ribera del río, compaginadas por campos sembrados y una vida sin prisas, sin aglomeraciones, donde la tranquilidad es la primera regla para poder vivir. Era como un gran lienzo en donde había cabida para todo.

La llegada a Qurna se hizo notar, una gran urbe nos daba la bienvenida, en ella el gran convoy se dividió en pequeños grupos con diferentes destinos, el nuestro, Abydos. Elguía despertó de su letargo y nos informó que ya quedaban unos pocos Km, desde ese momento permaneció con nosotros, o lo que es lo mismo, se durmió.

Abydos ya se levantaba delante de nuestros ojos, daba la sensación que para él no habían pasado los años, su conservación es notable y su imponente columnata se dejaba ver desde lejos.

Se podría decir que es un templo más, pero no es así, es el templo por excelencia, por lo menos para mí. En el se encuentra la lista real en la cual están escritos todos los Reyes y Faraones que reinaron en el Antiguo Egipto hasta Ramses II, que fue el constructor junto con su padre Seti I, las escenas del nacimiento de Horus y lo más significativo, la morada de Osiris.

Todo esto en un mismo templo y con sólo 2 horas para verlo, imposible, pero es el inconveniente de ir en una visita guiada en el que el tiempo lo estipula un convoy.

dicenas de libros, y fotos iban pasando por mi mente y se entrelazaban con las explicaciones que nos daba el guía y se plasmaban en piedras, las que ahora sí que podía tocar. Visitando salas y mas salas a un ritmo frenético y a la cabeza de los grandes grupos que sin querer lo ocupaban todo, hasta llegar a la sala del nacimiento de Horus, aquí le pedí al guía que se detuviera el tiempo por unos minutos, era inconcebible no prestarle parte de nuestro tiempo a una parte tan importante de la historia. Y así lo hizo. Sus explicaciones daban sentido a lo representado en las paredes y habría camino a mi mente a la cuál no le hace falta mucho para perderse en el tiempo. Después de la introducción era hora de la sesión de fotos, todo era poco para guardar tan bonito mural.

Nuestra visita terminó con prisas en el lugar donde teóricamente está enterrada la cabeza de Osiris. Una masa detrás de unos objetivos nos asedian sin darnos tiempo a contemplar las infinitas paredes que muestran la historia de una civilización.

Esperando a la salida del convoy y con el retraso de este, nos sentamos en el bar situado en la entrada del complejo a charlar con el guía, a nuestro alrededor un gran número de turistas, todos con la misma bolsa, comiendo un bocadillo, me recordó a la época del colegio, todos a una.

Si la visita a Abydos fue relámpago no os cuento como fue la de Déndera, casi visitamos el templo desde el autocar. 45 minutos es lo que nos daban para admirar lo que unos tardaron años en construir. Aún no se habían bajado todos del transporte que nosotros ya estábamos dentro, era una manera de poder contemplar sin aglomeraciones, primero la planta baja y seguidamente a la primera, es uno de los pocos templos en los que se puede acceder, sin contar que es, si cabe decir, de los únicos que están completamente cerrados. En una esquina se sitúa el horóscopo más antiguo que se conoce, bueno hay que matizar, el que se encuentra en Déndera es una imitación, el original está en Londres. Su aspecto deja mucho que desear, su color negro es por culpa de los años de mala vida que ha sufrido, a llegado a ser un gran horno...

Tal y como entramos nos fuimos, una visita rápida y sin tiempo para nada, pero... que se la va a hacer, no me quedaré sentado con los escasos recuerdos que traje...

Nuestra vuelta ya empieza, son las 4 de la tarde y el mini convoy va de regreso a Luxor. El guía, nos ofrece un periódico para leer, lástima que esté en árabe... "os podéis entretener viendo las fotos..."- nos dijo...

La llegada al hotel a las 6:30 de la tarde nos permitió ver desde el coche la puesta de sol, que, por mucho que me esforcé no pude plasmar en una imagen. A partir de aquí lo mismo de todas las noches, una buena ducha, cenar y una charla recordando lo vivido hasta el momento.

Día 6

Nos queda mucho por ver y poco tiempo por delante, hay que sacrificar alguna visita y le toca a Dra-Agu-El Naga, que de vuelta a España me arrepentí, había una expedición española excavando en la zona.

Como casi cada mañana tomábamos el ferry y taxi, pero esta vez, con las prisas el taxi estaría toda la mañana a nuestro lado, de esta manera, no perderíamos el tiempo andando.

La primera visita la caseta a comprar las entradas, luego al Rameseum. Se encuentra en la carretera que nos lleva al Valle de los Reyes. Son las 9 de la mañana y está completamente vacío, tan solo cuando nos íbamos aparecieron unos turistas a los que les cedimos la visita al templo, de la mejor manera que se puede visitar, solos. Puede ser que repita demasiado cuanta gente había en cada monumento pero, quien haya estado en Egipto sabrá que es muy difícil encontrarse con tan solo unas decenas de personas alrededor tuyo, admirando lo mismo que tú.

La visita fue rápida, o eso creía, el tiempo vuela en Kemit. Justo en frente del Rameseum y en entre la casas que a día de hoy se encuentran en el lugar, se haya el Valle de los Nobles. A primera vista solo se ven casas muy mal organizadas, colocadas sin un orden aparente y claro está, para visitar las tumbas hay que pasearse por esas calles donde no tardarán en socorrerte y hacerte de guía a cambio de unas monedas. Se las saben todas, intentaron embaucarnos, las tumbas que íbamos a visitar según ellos se encontraban repartidas por todo el pueblo, menos mal que lo llevábamos preparado de casa, las mejores tumbas a visitar son las de Ramose, Userkhat y khaemhat. fue el consejo de varios amigos que nos ayudaron a preparar nuestro viaje. Justamente, estas se encontraban delante de nosotros.

La primera tumba fue Ramose, la verdad es que no sabía casi nada de este personaje que vivió en una las épocas más misteriosas del Imperio Nuevo, Tutankhamón y Akhenatón. La mastaba hablaba por si sola, nunca me había sucedido, todo lo escrito en las 4 paredes cobró vida propia. Las escenas representadas formaban parte de la época Armaniana que tanto admiro de la historia de Egipto. Como siempre que entras sin grupo en un monumento, los guardas seacercan para ofrecerse de guías, mi manera especial para deshacerme de ellos es decirles que soy estudiante de arqueología y de esta forma buscan a otras presas para asediarles hasta que por no sentirlos aceptan sus servicios. Una vez visitada la mastaba y a punto de seguir nuestra ruta, se nos acercó un guarda y, aún no sé el motivo nos ofreció la oportunidad de bajar a la tumba de Ramose, que claro está, no se encuentra abierta al público. En silencio y arrodillados, bajamos por una obertura en el lado izquierdo de la sala al interior de la tumba, una pronunciada rampa nos acercó a los aposentos del difunto. Después de la corta visita y para demostrarle nuestro agradecimiento al guarda le recompensamos con una muy buena propina que el no dejó de agradecerlo con una infinidad de besos y abrazos hacia mí, llegué a pensar que le gusté.

Las otras dos mastabas eran muy sencillas y su visita fué relámpago. Nos quedaba visitar el templo de Deir-El-Bahari y disponíamos de poco tiempo.

El templo de la Reina Hashepsut resulta más bonito de lejos y sobre todo desde la cima de la montaña. Su belleza merma desde la cercanía, pero no deja de ser una de las obras más imponentes de Luxor. Nada más entrar al recinto y a la derecha encontramos las excavaciones que están realizando el IEAE que por desgracia no se encontraban en el lugar. El proyecto Sen-en-Mut, trata de restaurar la tumba del que se dice fue el arquitecto y amante de la Reina.

Ya está todo visitado en el Valle occidental del Nilo. En este viaje ya no pisaremos mas este lado de Luxor y con cierta tristeza nos dirigimos a la ciudad de los vivos.

Después de dejar el Ferry en la ribera del Nilo fuimos al Templo de Luxor, después de 4 días pasando por delante cada día, ya tocaba. Fuimos directos a la taquilla a comprar las entradas, (los precios excesivos), pero la amable taquillera nos hizo precio de estudiante, un bonito detalle. Gracias desde aquí a la taquillera.

El templo estaba vacío, solo unas parejas paseando en el interior y un colegio en la puerta esperando entrar. Al vernos, un profesor se me acercó y me pidió permiso para hacerse una foto con mi compañera, su sorpresa fue cuando le dije que era a ella a quien tenía que pedirle permiso, en ese justo momento, un seguridad se acercó y pidió de malas maneras al profesor que nos dejara en paz, no sirvió de nada insistir al seguridad que no nos molestaba.

De espaldas a la avenida de esfinges que une Karnak con Luxor, se levanta unas majestuosas columnas, cuantas veces las habré visto en fotos... no lo sé, pero me impactan de la misma manera que cuando estuve porprimera vez , hace ya 6 años.

Mirando tras el objetivo de la cámara, intentado guardar con todo detalle lo que nuestros ojos veían, lástima que no hay manera deguardar un poquito de las sensaciones que se sienten en ese momento.

Ya en el interior de la sala hipóstila nos volvimos a encontrar con el colegio, pero esta vez sin guardas. En cuestión de segundos nos vimos rodeados de niños y profesores pidiéndonos unas fotos con ellos. Durante minutos perdí de vista a Verónica, estaba rodeada de profesores y niños que se querían hacer una foto con ella. A mi me ocurrió lo mismo. Se dice que todos deberíamos tener unos minutos de éxito, yo los tuve en Luxor, decenas de niños rodeándome y conformándose con una sola foto, Nunca se debería perder la inocencia que tenemos cuando somos unos niños. Esa es la magia de la vida.

Los estudiantes se alejan camino a la salida. Detrás, el silencio, solo quedábamos en el templo nosotros. Por unos instantes me sentí el dueño del Templo, estábamos solos en Luxor.

Al salir se hizo la hora de comer, y como buen occidental nada mejor que un Mc Donal´s... justo en el lado izquierdo se levanta una construcción moderna, en medio de casas con aspecto de caerse en cualquier momento. Fue la mejor hamburguesa que me he comido nunca, y todo por las vistas, el Templo de Luxor se veía desde mi mesa.

Después de estar toda la mañana andando desde muy pronto apetecía un descanso en el hotel, en mi caso en la piscina.

Sobre las 5 de la tarde, cuando el sol empezaba a esconderse, emprendimos la marcha para comprar los últimos regalos, y la verdad sea dicha, para seguir comprándome más piezas.

El Zoco, unas calles sin asfaltar, llenas de gente comprando, vendiendo, otros en el suelo esperando a que entraras en sus tiendas, muy pintorescas y con poco turistal.

Calle a calle, tienda a tienda, recorríamos todo el Zoco en busca de detalles para nuestros amigosy como no, para nosotros.

Con las mochilas llenas y un poco agobiados de tanto "cómprame" y "barato barato", nos dirigimos al paseo, justo al lado del río Nilo.

No sé por qué, pero tengo un sexto sentido con todo lo relacionado con Egipto, es como si me llamasen al pasar por su lado, justo detrás de la oficina de turismo una tienda en el final de un callejón, se encontraba una tienda con figuritas, desde fuera parecía una de tantas, pero al entrar y mirar detenidamente, nos dimos cuenta que era diferente, la piezas expuestas eran réplicas casi exactas, con un toque a viejo.

Nada mas entrar, el tendero nos preguntó nacionalidad, España, somos españoles, en un segundo se plantó en una pared y nos mostró una foto, era su padre con la Reina Sofía, o sea, nuestra Reina. Desde ese momento su amabilidad se acentuó.

Justo en la entrada, una auténtica belleza, una réplica de los vasos canopos de Tutankhamón dentro de su sarcófago, todo de alabastro blanco, tallada a mano. Pregunté su precio, 3.000 libras (428 euros), "muy caro" -le dije, pero mi cara le decía que lo quería y mis palabras que no. Surgió la pregunta típica, ¿cuanto me pides? 1.000 libras (142 euros) le respondí. Durante segundos se hizo el silencio que fue interrumpido por él, ¿no tienes mas dinero? Una pregunta con trampa... contestación... no, me voy mañana y solo me quedan 1.000 libras.

Con una larga meditación cerró el trato por 1.000 libras. No me lo podía creer, no sé si estaba más sorprendido por la regateada o por el tesoro conseguido.

Durante unos minutos desapareció de la tienda y apareció con una caja para guárdalo bien. Nos pidió estar a solas unos segundos con lo que era su pieza preferida, la besaba y hablaba con ella mientras la envolvía en periódicos y los iba metiendo en la caja.

Ahora está en mi casa. No sé si tendrá mejor vida, lo que sí sé, es que cada vez que la veo puedo ver a los trabajadores que hicieron la original, trabajando con sus cinceles y dándole forma a lo que sería despuésla morada de parte de Tutankhamón.

Cargados, como era habitual en nuestras salidas de compras, nos fuimos al hotel, el viaje tocaba su fin y irremediablemente había que recoger. Guardar todo lo comprado no era tarea fácil y más si las queríamos enteras.

Esa noche me costó dormir, me resignaba a cerrar los ojos, sabía que si lo hacia acortaba el tiempo que me restaba en mi querido Nilo. Lo siguiente que recuerdo fue el despertador.

Día 7

Empieza la cuenta atrás, primero al aeropuerto de Luxor a coger el vuelo que nos llevará a El Cairo y 2 horas después a casa. O eso creíamos, no todo puede acabar bien. En el aeropuerto de El Cairo y a escasa media hora de la salida del avión empiezan a repartir bocadillos a los300 pasajeros del viaje, mal empezamos, pensamos... y efectivamente, con una serie de excusas nos dijeron que el avión saldría con 5 horas de retraso, (estaba nevando en Barcelona). Pues ya nos ves a 300 españoles paseándonos por la Terminal internacional. Es curioso pero se nos distingue a leguas, nuestra manera de ser es nuestra carta de presentación. Pero lo mejor de nosotros son las posturas que tomamos ante contratiempos como estos, no somos nada diplomáticos y si encima contamos con un gran séquito de personas que nos siguen... ni te cuento... son en estos casos cuando surgen anécdotas vividas en primera persona o a conocidos con casos similares, e incluso aparecen leyendas urbanas que sin querer amenizan el tiempo de espera.

Otra experiencia más, no todo va a salir a pedir de boca.

Desde la ventana del avión veía como nos alejábamos poco a poco. Que fugaz se ha hecho el viaje, me han faltado como mínimo 2 años más para poder verlo todo. Mi consuelo, volveré.

Ya se divisa Barcelona y en breve nos indican que aterrizamos en casa. El avión consiguió aterrizar en el segundo intento, es como en las películas, al piloto le habían dado mal las coordenadas, menos mal que solo a sido eso... una vez con las ruedas en tierra el piloto nos deleitó con un paseo por las pistas del aeropuerto del Prat, 20 minutos para aparcar el avión en el angar, hasta que al final salieron a nuestro rescate y en medio de una parking de aviones nos dejaron salir, pero esto no fue todo... dos horas tardaron en traernos el equipaje, como ya era costumbre todos íbamos en manada, todos a reclamar el equipaje que habitual en los aeropuertos, no sabían donde estaban. Después de una larga espera aparecieron las primeras maletas, no habían recibido un buen trato por culpa del chico que las dejaba en la cinta transportadora, no sé los motivos por los cuales se comportaba de esa manera pero, ninguno de nosotros teníamos culpa de su problemas y menos las maletas.

Después de todo, esto nos servirá para recordarlo como anécdota en otro viaje... Ahora me río de lo acontecido...


Para ver las imágenes del viaje podeis visitar www.todoegipto.org y ya de paso hecha un vistazo a las de mi viaje a Egipto 2008

Un saludo. Jaume martínez

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