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 POITEVIN, COGNAC Y SAINT EMILION

 Escribe el relato: JoseMGGarcia

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POITEVIN, COGNAC y SAINT EMILION

 

Siguiendo mi propósito de darles a conocer algunos lugares  franceses interesantes pero poco frecuentados por el Turismo, me “embarco” (utilizo a propósito esta expresión) en relatarles un viaje o incursión en Francia que realizamos hace ya algún tiempo.

Salimos, como otras veces, sin un itinerario muy definido... apostamos a que Francia, vayas donde vayas, es capaz de depararnos agradables sorpresas, si bien se lo confieso... no sé como, pero casi siempre nos las arreglamos para pasar cerca de, o bien de Arcachon o Sète, sin duda atraídos por sus deliciosas ostras... si bien, es cosa un poco “tonta” ya que en Francia ésta y otra gran variedad de marisco fresco, se puede degustar a razonable precio en prácticamente cualquier lugar. 

Bien, les aseguro que llegamos a un hotel en las afueras de Niort totalmente a la aventura y cuando preguntamos a la recepcionista, que atractivos o excursiones podíamos realizar desde allí, nos dijo, que naturalmente Pointevin o Futuroscope.

Conozco Futuroscope, pero la Mademoiselle, no cabía en sí de asombro cuando indagamos que era Pointevin... ¿como no conocíamos la “Venecia verde”? galardonado como Parque Natural Regional (sin mencionar que en 1979 perdió esta Denominación, luego se lo explicaré) ...que tiene Coulon (el pueblo mas bello de Francia)... por cierto, que era como mínimo, la vigésima vez que oíamos calificar con este superlativo a pueblos de Francia. 

Bueno, con cierto enfado por nuestra ignorancia, accedió a reservarnos uno de los “paseos” con barquero –se puede hacer sin “perchero”- para aquella tarde.

Siguiendo sus instrucciones llegamos al embarcadero designado (se puede salir desde varios sitios) sin saber muy bien de qué se trataba el asunto.

A la campechana Madame encargada de asignar las barcas, creí entender que me preguntó si me parecía bien a “Marcel” como barquero... pregunté que porqué no, Gaston o Maurice que también tenían plazas libres, según el listado expuesto y por lo “bajín y mirada picarona” me indicó que Marcel contaba los “chistes” más subidos de tono (en España, decimos verdes)...

Como tenemos unos amigos médicos y es bien sabido que en general, este colectivo se distingue por su generosidad en profundizar en la parte escabrosa de la condición humana... vamos que estamos curados de espantos... acepté el ofrecimiento, además, siempre podría suavizar la cosa en la traducción a mi Esposa.

La verdad es que luego resultó que el tal “Marcel” o como diablos se llamara, se expresaba en un cerrado “dialecto local” que ni sus compatriotas entendían muy bien... pero como las palabras “malsonantes” son casi universales y unidas a un rostro ya de por sí cómico, consiguieron que hasta yo, supliendo lo no entendible, pero imaginable, lo pasara francamente bien y esto ante el asombro de algunos del pasaje... que más jóvenes e inexpertos en sutilezas y semi-sugeridos, quedaron sin enterarse de la mitad de las historias. Aparte de que sus “chascarrillos” tampoco resultaron tan escandalosos.  A un catalán que ha sobrevivido y “entendido” a los  andaluces de Almería y sus chistes... ozú... poco se le resiste.

Pero, vayamos a contarles en que consiste esto de “Marais de Poitevin” 

Según entendí de la jerga de Marcel, en un principio, eran unos canales cuyos prados, dónde en algunos lugares el curso natural de las aguas había convertido en islas, eran aprovechados por los ganaderos locales para dejar las vacas en libertad.

Rencillas y malentendidos entre ellos, condujeron a que, pese a la ingente tarea, procedieran a parcelar y repartir las propiedades entre ellos, pero como no acabaron aquí las disputas... “que si tus vacas pastaron ayer en mi prado” o “que tu toro “bizco” ha galanteado a mi vaca “Josephine”  etc. (excuso plasmar aquí los chistes sobre vacas y vaqueros con los que “oral y gestualmente” salpicó Marcel la historia)

Total que algunos procedieron a excavar canalitos que delimitaban sus posesiones e impedían a las vacas aprovecharse de los vecinos. La cosa se generalizó y ahora es la marisma un conglomerado de islitas dónde cada ganadero deposita sus vacas y se olvida de ellas todo el verano. Con ello han conseguido desvirtuar la naturaleza de la zona y perder la condición de Parque Natural Regional que consiguieron en 1979.

Pero, esto no preocupa a los “listos” ganaderos del Golfo de Poitou, que no sólo han aprovechado estos vías artificiales para cultivar una especie de planta “china” bastante rara que se usa en medicina, la “Algélica sinensis” también conocida, sino recuerdo mal, como ging-seng-femenina, decía, que además explotan los canales y canalitos turísticamente para paseos en barca y por si la cosa pudiera resultar aburrida, colocan de remeros o pertigueros a jóvenes muchachos que no rivalizan con los Venecianos en apostura (opinión de mi Señora), pero que asombrosamente, dejan a los italianos chiquitos en amenizar con su graciosa verbórea  los recorridos.

Nuestro Marcel, además era un zorro experimentado que aprovechaba cualquier circunstancia para distraer al pasaje, así cuando nos encontramos a dos matrimonios que habían alquilado por su cuenta una barca y que ineptos remeros estaban estancados en un estrecho canal carente de corriente de agua...

Pero, mejor me extiendo un poco y se lo describo,... verán, las dos jóvenes damas situadas de espaldas a los maridos... las damas remando hacia una dirección y sus oponentes hacia la otra...  Marcel colocó nuestra embarcación a su lado y les animó a los cuatro a remar con más fuerza para apartarse a un lado y dejarnos pasar... las risas de los cuatro “castigados a galeras” no les dejaban oír los “buenos consejos” que desde nuestra barca querían enderezar su entuerto y hacer que los cuatro remaran en una única dirección. Pronto el agotamiento sustituyó a las risas de todos y al final conseguimos pasar a los desventurados y dejarles allí, sudorosos y de nuevo empeñados en un  adelante y atrás, cual eterna y maldita escena de penitencia en un “purgatorio o infierno” del Bosco o Brueghel el Viejo.

Menudo era el Marcel con los que no contrataban sus servicios!


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